Andrés Lucas Pérez Pacheco tiene a su cargo más de 1.000 ovejas y una treintena de vacas, emplazadas en las más de 300 hectáreas de la Finca Vando del Monte, en Casar de Cáceres. A sus 35 años, es el ganadero más joven de la Fundación Valhondo que forma parte del proyecto PASTURE+. Una profesión que, desde su abuelo, ha ido pasando de generación en generación. Nos ha contado algunos detalles sobre la rutina ganadera y los beneficios de proyectos como Go Dehesa y PASTURE+.¿Desde cuándo llevas dedicándote a la ganadería y qué te motivó a ello?

Tengo 35 años y llevo toda la vida en esto porque mi padre se ha dedicado a la ganadería, junto con mi tío. Mi padre ya se ha jubilado y ahora sigo yo. Lo que me motivó principalmente es que es algo familiar, que lo he vivido desde pequeño y siempre me ha gustado el campo.

¿Cuántos animales tienes a tu cargo?

Ahora mismo habrá unas mil ovejas y unas treinta y cinco vacas.

¿De qué espacio dispones para ello?

353 hectáreas.

¿Cómo es un día en la rutina de un ganadero?

La jornada suele empezar a las siete de la mañana y se extiende hasta las doce o la una del mediodía. Y, por la tarde, volvemos a las cinco, hasta las siete y media o así. Nosotros tenemos ovejas de leche y cuando llegamos por la mañana lo primero es ordeñarlas. Después toca echar de comer a las paridas, porque “las horras”, que son las que no tienen crías, se alimentan de lo que da la finca, donde hay muchas encinas, y se mantienen de las bellotas y la hierba.

Ya que ser ganadero es algo que ha ido pasando de generación en generación, ¿también esperas que tus hijos se dediquen a ello?
El tenerlo en la familia es algo que te mueve a hacerlo. Yo tengo una niña y siempre he dicho que, si se quiere dedicar a ello, que se dedique, aunque no sé si se lo recomendaría, ya que hoy en día creo que es un trabajo bastante sacrificado para los beneficios que da. Hay que dedicarle mucho tiempo.

¿Desde cuándo tienes relación con la Fundación Valhondo?

De toda la vida porque mi padre es arrendatario de la Fundación desde hace más de cuarenta años. Empezó mi abuelo, siguieron mi padre y mi tío, y ahora yo.

¿Cómo conociste el Proyecto PASTURE+?

A través de la Fundación Valhondo y la Fundación Cooprado. Somos socios de Fundación Cooprado también de toda la vida, al estar aquí en Casar de Cáceres. Anteriormente estuvimos también con el proyecto Go Dehesa. Este tipo de proyectos vienen muy bien, ya que al arrendatario no le implica ningún coste y se le facilitan herramientas, como el pastor eléctrico, y técnicas.

¿Qué ha mejorado a través de este proyecto?

Con PASTURE+ es el primer año y de momento nos han sembrado unas hectáreas de la finca, que implicará mejor alimentación para el ganado, y han instalado un cercado de alambre. Y con Go Dehesa, que finalizó el año pasado, aprendí sobre todo que es muy importante reservar espacio, cercar y rotar los animales porque le viene bien a la finca y al ganado. Y que el agua llegue a todos los puntos, que eso fue una de las ventajas del proyecto porque nos lo facilitaron.

¿Qué esperas de PASTURE+? ¿Mejorarías/ añadirías algo a este proyecto?

Sobre todo, espero que tenga buenos resultados y haya más alimento para los animales y mejores hierbas.

¿Qué beneficios crees que aportan las prácticas de ganadería responsables de PASTURE+?

Hay muchas cosas que se mantienen como se hacía de toda la vida, pero otras van cambiando, como la rotación de los animales. Yo me acuerdo de que, cuando era pequeño, con mi padre, aunque había ya alguna cerca en la finca, las puertas estaban abiertas y los animales se movían libremente por toda la finca, comiéndose solo la mejor hierba y dejando lo demás. Ahora se hace uso de los pastores eléctricos y las cercas para poder rotarlos y que se aproveche mejor el pasto, que implica un ahorro de dinero. Esta es una de las principales cosas que he ido aprendiendo con el paso de los años y gracias a este tipo de proyectos.